jueves, 19 de enero de 2012

Ante la Emergencia Alimentaria en la Sierra Tarahumara


Es de conocimiento público que el Estado de Chihuahua y, más en concreto, la Sierra Tarahumara, se encuentra en una situación delicada debido, entre otras cosas, a la ausencia de lluvia o a lo tardío de ellas.

El Gobierno, la Iglesia, el Empresariado Chihuahuense y algunas ONGs y fundaciones se están organizando con grande sentido de humanidad y solidaridad para apuntar soluciones ante lo que nosotros, la Iglesia, llamamos “Emergencia alimentaria” para no caer en sensacionalismos ni sentimentalismos tranquilizadores.

En algunos medios de comunicación han salido notas con títulos como “los tarahumaras se suicidan por el hambre”… Noticias así nos parecen irresponsables y sensacionalistas, pues esconden la verdad y atraen la mirada hacia el mundo indígena de una forma irreal y perjudicial a su cultura. En tal cultura y experiencia de fe no cabe el suicidio porque siempre le encuentran sentido a la vida aún en las circunstancias difíciles. Es un pueblo que resiste y lucha por ser autosuficiente y, ante la emergencia, sale a buscar lo necesario para vivir sin desesperación alguna. No esperan sentados, sino que caminan para buscar el alimento para que su pueblo siga vivo.

Sin minimizar el problema ni llevarlo a la exageración, y debido a las innumerables preguntas que se me han hecho, apunto mi visión de las cosas y algunas pistas que, como pastor, puedan iluminar a quienes se sienten solidarios con sus hermanos tarahumaras y mestizos pobres de la Sierra.

1.            Es innegable el momento difícil que ya trae rezagos desde décadas por no haber afrontado la situación con seriedad y con visión de futuro. El mundo indígena ha sido olvidado y las promesas de fuentes de trabajo a largo plazo han sido sólo palabras bonitas por intereses partidistas y asistencialismos interesados.  Aún hoy, en muchos sectores, se mira al indígena de arriba hacia abajo, como si fuesen objeto de lástima. Esto es un grave pecado, porque no hemos dejado que ellos sean sujetos de su historia. La emergencia se extiende no sólo al mundo indígena sino, también, a muchos mestizos pobres.

2.            Tal crisis, nada nueva, si se afronta con sentido de solidaridad y organizadamente, se transformará en una oportunidad para hacernos más humanos y más hermanos. Los pobres nos pueden humanizar siempre que los veamos como hermanos y aprendamos de ellos.

ALGUNAS PISTAS ANTE LOS RETOS

1.            La asistencia ante la crisis es importante. Pero da vergüenza que nos quedemos en proyectos meramente asistenciales. La solución no está en repartir cobijas o despensas (aunque esto es necesario hoy), sino en pensar en un futuro donde ellos mismos (indígenas y mestizos pobres) puedan ser productores de su mismo sustento.

2.            En la Sierra se requieren espacios públicos para la convivencia sana de tantos jóvenes y adultos. Se requiere una mayor organización en el campo de la salud comunitaria.

3.            Es importante que los proyectos sean consultados por las autoridades indígenas, desde dentro y desde su cultura. Que sean proyectos, repito, no partidistas. Ante la situación emergente la humanidad y la inclusión real en la nación está sobre los intereses de partido.

4.            Que los apoyos de ahora estén bien organizados (la caridad también se planea) para que lleguen a los que más necesitan. Que no exista quien reciba menos o más por afinidad o preferencias de los donantes o repartidores. Los que ayudan han de saber a quién dirigirse y pedir que se les dé cuenta de lo aportado.

5.            No es hora sólo de criticar, sino de aportar; de apreciar y solidarizarnos con quienes se aventuran a ir a sus hermanos para darles no sólo lo material sino el pan espiritual y sus mismas vidas.

6.            El mundo indígena merece todo nuestro respeto y nuestros deseos de aprender de ellos. Es más lo que nos dan que lo que les damos. Entrar en su mundo hermoso y misterioso nos lleva a descalzarnos para ir aprendiendo su propuesta de que un mundo más hermano y justo es posible. Más obras sin tanta palabrería y ni tanta publicidad.

7.            Para quienes deseen apoyar, sobre todo con recursos económicos, puedo darles los siguientes datos, sin excluir a otros. Lo hago porque son los que conozco.

 La cuenta es en la IBP Protarahumara, en Banca Santander en Chihuahua, No. 65500560942.

Sobre Gobierno estatal y federal no conozco sus teléfonos, pero doy testimonio de que están poniendo todo su empeño ante esta emergencia.

Existe una “Red Serrana” integrada por Iglesia y otras instituciones.

Dejémonos, pues, tocar una vez más y que la voz callada pero fuerte del mundo pobre nos despierte para ver la imagen de Dios en ellos.

+ Rafael Sandoval Sandoval
Obispo de Tarahumara