lunes, 21 de mayo de 2012

Explicación de la Oración del 50 Congreso Eucarístico Internacional. Dublín, Irlanda 10 al 17 de Junio


La oración se inspira en el Evangelio de la historia de los dos discípulos camino a Emaús (Lc 24) y de las palabras del profeta Miqueas:
“Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios." (Miqueas 6,8).
La oración por el 50 º Congreso Eucarístico Internacional se inspira en una serie de fuentes que ofrecen un rico tapiz de fe y de esperanza.
La oración comienza llamando a Jesús como Señor, reconociéndolo como al apóstol del Padre - enviado para traer la comunión a todos, atrayendo a todos en sí.



Nos ofrece un breve resumen del ministerio de Jesús y nos invita a contemplar una de las mejores imágenes conocidas de la experiencia de posterior a su resurrección según sus discípulos - tomado de la historia de los dos discípulos que iban a Emaús, Jesús se presenta como compañero en el camino (Lc 24:15). Este viaje y la reunión en la mesa de Emaús se refiere de nuevo en la oración, reconociendo que a través de la presencia y actividad del Espíritu Santo en nuestras vidas, nosotros también podemos experimentar la comunión con Cristo y entre nosotros en su totalidad.
Reconociendo la unidad de toda la familia cristiana en la fe, se reflexiona sobre el estilo de vida inspirado en el Evangelio y el Partir el Pan - resume en el verso muy conocido del profeta Miqueas (6:8) - "¿Qué te pide el Señor sino hacer justicia, amar con misericordia, y caminar humildemente con tu Dios”, con la conciencia añadida de que somos testigos de la plenitud del mensaje cristiano. Se nos recuerda que a través de la Iniciación Cristiana nosotros somos el Cuerpo de Cristo, y que nuestra participación en la Eucaristía inspira nuestra vida diaria y nuestra ayuda a los necesitados con un auténtico compromiso por la justicia social. Este es el reino de Dios en medio de nosotros como se expresa en Lumen gentium 3: La Iglesia, o, en otras palabras, el reino de Cristo presente ahora en el misterio, crece visiblemente a través del poder de Dios en el mundo.
La oración concluye con una invocación de María, la Theotokos (Madre de Dios), con una invitación a vernos a nosotros mismos dentro de una relación de amor - la de la Madre e hijo (hijos adultos también). La imagen de Jesús que tiene Juan que nos confía al apoyo espiritual de la Madre de Dios es una fuente de estímulo en nuestro camino.
Esto nos lleva a una doxología final ofrecida en el Espíritu, a través de la cual, como San Pablo nos recuerda, llamamos a Dios 'Abba' Padre. (Rm 8,15). Nuestra alabanza al Padre es ofrecida por toda la Iglesia, tanto en la tierra como en en la casa del Padre - el objetivo último de nuestra peregrinación terrenal (Tertio millennio adveniente, 49).
Este texto de la oración se presta tanto a la reflexión en silencio como a la oración en voz alta. Se espera que sea una fuente de enriquecimiento personal y comunitario, y que ayude a todos aquellos que buscan comprender la Eucaristía y la comprenden como una comunión con Cristo y con los demás.

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