viernes, 16 de marzo de 2012

¡Bienvenido a México! Papa Benedicto XVI. Escrito por Mons. Enrique Sánchez Martínez

El Santo Padre Benedicto XVI visitará México, nuestra nación. Una presencia del Pastor de la Iglesia Católica que el pueblo de México ha esperado con ansia, con gozo, con esperanza. ¿Qué espera México de la visita del Santo Padre? Y la respuesta posiblemente sea muy sencilla: ¡México espera que el Papa le hable de Dios! ¡Que hable de Jesucristo a todos los hombres y que también recuerde a cada creyente mexicano su altísima vocación a ser, cada vez más, discípulo y misionero!


El Papa va a dirigirnos cinco mensajes en su visita. ¿De qué nos va a hablar el Papa? Sin duda de Dios, que es amor. Este es el núcleo más íntimo y fundamental de la fe cristiana, es lo que realmente está en juego para los cristianos, el Papa nos recuerda: “hemos creído en el amor de Dios”, así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida, es la fórmula sintética de la fe cristiana. Dios es lo primero y lo básico, porque Él es la fuente de la Verdad, del Amor y de la Vida. Lo que realmente interesa al hombre es que le hablemos de Dios, único capaz de colmar los anhelos y aspiraciones humanas.






También nos hablará de Jesucristo, eje y centro de la historia y la vida cristiana, Él es la revelación plena de Dios. “La Palabra eterna, que se expresa en la creación y se comunica en la historia de la salvación, en Cristo se ha convertido en un hombre nacido de una mujer (Ga 4,4). La Palabra aquí no se expresa principalmente mediante un discurso, con conceptos o normas. Aquí nos encontramos ante la persona misma de Jesús. Su historia única y singular es la palabra definitiva que Dios dice a la humanidad” (Verbum Domini 11). Jesucristo es la Verdad que ilumina toda la realidad, el camino que la persona humana ha de recorrer.


Nos hablará de la Iglesia: “…la Iglesia como casa de la Palabra... y ahí donde la sagrada liturgia es el ámbito privilegiado en el que Dios nos habla en nuestra vida, habla hoy a su pueblo, que escucha y responde” (Verbum Domini 52). Es el lugar donde la Palabra sigue viva, donde el hombre tiene la oportunidad de encontrarse con Dios que nos ha hablado y nos sigue hablando para mostrarnos el camino de la vida.


Nos viene a animar a “permanecer en la Iglesia”, él mismo se pregunta: ¿Por qué permanezco en la Iglesia? Y contesta: “permanezco en la Iglesia porque creo que hoy como ayer, e independientemente de nosotros, detrás de nuestra iglesia vive su Iglesia y que no puedo estar cerca de Él si no es permaneciendo en su Iglesia. Permanezco en la Iglesia porque, a pesar de todo, creo que no es en el fondo nuestra sino suya”… Es la iglesia la que, no obstante todas las debilidades humanas existentes en ella, nos da a Jesucristo; solamente por medio de ella puedo yo recibirlo como una realidad viva y poderosa, que me interpela aquí y ahora”


Y nos hablará de otras realidades que vivimos y que nos afectan: sin duda nos hablará del relativismo que “es el problema central de la fe en el momento actual”. Nos invitará a reflexionar sobre la armonía entre razón y fe, cristianismo y cultura, naturaleza y gracia. Hay que unir el creer y el entender, naturaleza y gracia, la fe y el amor, cristianismo y cultura, ya que esto pertenece a la misma esencia del cristianismo.


Esperamos su palabra de consuelo y de esperanza ante la situación de inseguridad y violencia generalizada en todo el país. Los obispos de México hemos afirmado: “Ante la necesidad de discernir los desafíos que este círculo vicioso de inseguridad y violencia presenta a la misión de la Iglesia y que tiene que ver también con la situación de pobreza y desigualdad que se vive en nuestro país, acogemos la oportuna enseñanza del Santo Padre Benedic­to XVI que nos invita promover, con la caridad en la verdad, el auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. En este horizonte, asumimos la Misión Continental a la que hemos convocado a la Iglesia en México, en el espíritu del acontecimiento de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe; ésta, nos exige fortalecer en todos los fieles de la Iglesia su condición de discípulos misioneros al ser­vicio de la construcción de la paz para la vida digna del pueblo de México” (Que en Cristo nuestra paz, México tenga vida digna, 7).


Una palabra de claridad y de horizonte ante dos realidades de nuestro país: la educación: vivimos una situación de crisis educativa él mismo la ha llamado “emergencia educativa” como una “creciente dificultad que se encuentra para transmitir a las nuevas generaciones los valores fundamentales de la existencia y de un correcto comportamiento”. Otra realidad es sobre la situación del respeto a la vida: familia, matrimonio, aborto, eutanasia, etc. Dice el Papa: “la vida es un derecho que debe ser reconocido por todos, porque es el derecho fundamental con respecto a los demás derechos humanos… el cristiano está continuamente llamado a movilizarse para afrontar los múltiples ataques a que está expuesto el derecho a la vida. Sabe que en eso puede contar con motivaciones que tienen raíces profundas en la ley natural y que por consiguiente pueden ser compartidas por todas las personas de recta conciencia”.


En México, la libertad religiosa, todavía es algo que está pendiente, como un derecho humano fundamental, aún falta mucho por avanzar en este campo. El Papa recientemente pidió respeto de la libertad religiosa: “Ésta se caracteriza por una dimensión individual, así como por una dimensión colectiva y una dimensión institucional. Es el primer derecho del hombre, porque expresa la realidad más fundamental de la persona. Este derecho, con demasiada frecuencia y por distintos motivos, se sigue limitando y violando” (Discurso al cuerpo diplomático ante la Santa Sede con motivo del Año Nuevo, enero 2012).


Esperemos encontrarnos con el Papa Benedicto y escuchar su palabra como una orientación de nuestra fe, y también recibir su testimonio de “un hombre sencillo y cordial, sereno y optimista, inteligente, culto y trabajador, con gran capacidad de diálogo”.


Durango, Dgo., 11 de Marzo del 2012


+ Enrique Sánchez Martínez
Obispo Auxiliar de Durango

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