lunes, 19 de marzo de 2012

Acompañemos al Papa Benedicto, Bienvenido. Escrito por Mons. José Luis Chávez Botello

Mons. José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera Oaxaca
Las cinco visitas del Papa Juan Pablo II a nuestro país nos hicieron mucho bien; el Papa nos centró en la persona de Jesucristo, marcó el camino a seguir de la Iglesia, nos mostró su grande amor y nos estimuló a vivir en la fidelidad: “México siempre fiel”. La visita del Papa Benedicto se realizará en un contexto de grave deterioro social, de violencia, corrupción, crimen organizado y debilitamiento de la fe en algunos católicos; en continuidad con las visitas del beato Juan Pablo el Papa Benedicto XVI viene a fortalecer la fe y la esperanza mostrándonos a Jesucristo como el Camino, la Verdad y la Vida; conocer bien a Jesucristo y seguirlo, es el camino más seguro y eficaz para restablecer la verdad, el amor y la vida auténtica. El Papa va a lograr fortalecer la esperanza animándonos a seguir luchando desde la fe y el amor siguiendo a Jesucristo.


La vida y palabra del Papa Benedicto


Constatemos y experimentemos en el Papa Benedicto de 85 años la vitalidad y la fuerza de Dios, su disciplina para servir con fidelidad aún con la pesada responsabilidad de guiar a toda la Iglesia; saca tiempo para orar, reflexionar, escribir, recibir a muchas personas, atender los asuntos del gobierno de la Iglesia, caminar y descansar; su vida ofrece luz y abre perspectivas a nuestra manera de vivir la fe, nos mueve a todos. El Papa ya pasó por situaciones difíciles; sufrió la segunda Guerra Mundial en su país, experimentó los estragos del nazismo y de otras ideologías; como colaborador cercano del beato Juan Pablo II afrontó hechos y coyunturas difíciles y graves de la vida de la Iglesia y de la sociedad. Ante su testimonio ningún obispo, sacerdote, religioso-a o cristiano laico tenemos pretextos para no asumir la tarea de ser fermento de verdad y de amor mostrando a Jesucristo vivo en nosotros, aún en situaciones difíciles y de violencia.




Démonos la oportunidad de verlo y de escucharlo desde el corazón como Vicario de Jesucristo. Por su inteligencia lúcida y su fe sólida, su palabra está llena de sabiduría y profundidad que da seguridad, ilumina la mente y mueve el corazón mostrando siempre caminos de esperanza y de amor.


La celebración más importante al pie de la montaña del Cubilete adquiere un sentido especial. Es un lugar significativo por ser el centro geográfico del país, porque la imagen de Cristo Rey fue levantada en un contexto de conflictos sociales y de persecución para la Iglesia; es la imagen de Jesucristo con los brazos abiertos para acogernos, mostrársenos como el Camino, la Verdad y la Vida auténtica; con Jesucristo todo se puede restaurar y levantar. Centrándose en Jesucristo se purificó y se fortaleció la fe de nuestros abuelos, así surgieron grandes hombres y mujeres fieles y comprometidos, así se forjaron santos y mártires. Es un centro donde se robustece la fe, se aviva la esperanza y se acrecienta el amor; es el Centro Eucarístico Nacional de adoración perpetua a Jesús Sacramentado que por turnos aseguran católicos de todo el país.


Sin duda unidos al Papa Benedicto en la oración, ante esta imagen de Cristo Rey con los brazos abiertos, resonarán las palabras del Señor: “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, yo los aliviaré” (Mt. 11,28)


¿Cómo vamos a acompañar al Papa?


Convoco a todos los sacerdotes, religiosas-os y fieles laicos a que acompañemos esta visita histórica del Papa Benedicto con una Semana intensa de Oración y de Reflexión desde los hogares, capillas, sedes parroquiales y otras instancias de vida cristiana como el seminario, casas de religiosas y colegios católicos. Desde hoy domingo 18 pongámonos todos en camino espiritual a Guanajuato; elijamos las expresiones de fe más adecuadas en lo personal, en cada familia, en las capillas de cada comunidad y como parroquia; sea la Misa o Celebración Dominical el punto de salida de este itinerario espiritual.


El lunes, martes y miércoles próximo acompañemos al Santo Padre en su preparación inmediata a su viaje; preparémonos ya desde el corazón; la oración personal y en familia, el rezo del rosario en las capillas será una buena manera, pero dispongámonos a recibirlo y a escucharlo.


La Hora Santa del jueves 22 realicémosla con esta intención; en las capillas que no tengan a Jesús Sacramentado organícese una hora de oración. El viernes 23, día de la llegada del Sucesor de Pedro, acompañémoslo con un acto penitencial implorando de la misericordia de Dios la reconciliación y la paz para nuestro país; sería más agradable al Señor recibiendo el sacramento de la Confesión.


El sábado 24, un acto mariano nos ayudará abrir el corazón para escuchar a Dios como lo hizo la Santísima Virgen; Ella nos enseñará a decirle sí a Dios; Ella, en su advocación de Santa María de Guadalupe, nos hará sentir una vez más: “No te apene ni te inquiete cosa alguna… ¿No estoy aquí que soy tu madre? ¿No estás en mi regazo y corres por mi cuenta?”


El domingo 25 a las 10:00 hrs. el Santo Padre presidirá la solemne Concelebración Eucarística al pie del Cubilete; por la tarde a las 18:00 hrs. el rezo de vísperas con los señores obispos en la catedral de León. Recomiendo a todos los fieles seguir por los medios de comunicación la Misa y la homilía del Papa; procuren ir a Misa a otra hora o cambien, por ese día, el horario de la Celebración de la Palabra en su comunidad. No olvidemos que, por muchos años, será difícil tener otra visita del Papa.


El lunes 26 despidamos al Papa Benedicto agradecidos con el Señor. Ese lunes la liturgia celebra la Anunciación, con el sí de la Santísima Virgen el Hijo de Dios se encarnó y cambió la historia; es la fiesta de la Encarnación del Señor. Con varios cientos de fieles de nuestra Arquidiócesis tendremos la dicha de participar físicamente y disfrutar esta visita del Papa; como esponja recojamos todo lo que el Señor nos diga y nos regale, hagámoslo vida; al regresar compartámoslo en nuestra familia y comunidad; sintámonos como fieles mensajeros del Señor, mensajeros de verdad, de esperanza y de amor.


Con mi saludo y bendición para todos.


+ José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera Oaxaca

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