jueves, 3 de febrero de 2011

Oracion para ser rezada 5 veces al día

Padre Dios, mi Creador, por tu Hijo, mi Señor Jesús, por su Sangre derramada en la Cruz, por tu Santo Espíritu, Señor y dador de Vida y por la pureza Inmaculada de la Virgen María. Yo ... (diga su nombre completo) y a nombre de mi familia, renunciamos a satanás, a todo pacto, reto, venganza, revancha, consagración al mal, que nos enferman de muerte y destrucción personal, familiar y de trabajo que nos impiden poder vivir bien la misión que tenernos en la vida.



Mandarnos fuera de nosotros todos nuestros daños personales, ambientales y ancestrales por nuestra soberbia, orgullo, egolatría, ira, cólera, odio, rencor, resentimiento, envidia, pereza, cansancio crónico, gula, lujuria desenfrenada, adulterio, pornografía, soledad, ceguera, sordera, mudez.


Renunciamos a vivir encerrados en nosotros mismos, a una vida sin amor por alcoholismo, drogadicción, tabaquismo, por criticar, maldecir, murmurar, humillar, rechazar, despreciar, traicionar, por infelicidad personal y matrimonial, por ruina moral, espiritual y económica; por falta de trabajo, pobreza, robo, fraude, rapiña y despojo, por nuestra práctica de brujería, limpias, juego de guija, por adivinación, espiritismo y santería. Salgan fuera de nosotros todos los malos espíritus del aire del infierno, del suelo de las fuerzas desencadenadas y del subsuelo de la naturaleza.


Porque Jesucristo, que nos ama, se manifestó para deshacer las obras del diablo, queden deshechas en este momento, sin ningún efecto, causa, consecuencia o atributo sobre nosotros. Santa Trinidad de Dios, con la Virgen María, mi Madre Inmaculada, con la Comunión de los Ángeles y Santos del Cielo les rogamos nos den su Divina salud y su Divina Providencia. Amén






"Jesús que tu Sangre pura y sana circule con tu Misericordia en nuestros organismos enfermos de la Casa de María Inmaculada, y que tu Cuerpo puro y sano transforme nuestros cuerpos enfermos, y que una vida sana y fuerte palpite en nosotros, si es tu voluntad que nosotros nos pongamos a esta obra, y esto será para nosotros la señal evidente de tu santa voluntad. Amén” (Santa Faustina Kowalska)