miércoles, 24 de noviembre de 2010

Dar Gracias a Dios

Aunque me tapo los oídos y me dan ganas de tirar el despertador cuando suena...

Gracias Dios, porque puedo oír, muchos no pueden hacerlo…

Aunque cierro los ojos al despertar, cuando el sol ilumina mi habitación...

Gracias Dios, muchos no pueden ver...

Aunque me cuesta levantarme de la cama y ponerme en pie...

Gracias Dios, que tengo fuerzas para hacerlo, otros jamás lo podrán hacer…



« El Sol y el Viento | Inicio | Dobla Hoy tus Rodillas »

17 Enero 2009

Dar Gracias a Dios
Aunque me tapo los oídos y me dan ganas de tirar el despertador cuando suena...

Gracias Dios, porque puedo oír, muchos no pueden hacerlo…

Aunque cierro los ojos al despertar, cuando el sol ilumina mi habitación...

Gracias Dios, muchos no pueden ver...

Aunque me cuesta levantarme de la cama y ponerme en pie...

Gracias Dios, que tengo fuerzas para hacerlo, otros jamás lo podrán hacer…

Aunque no estoy conforme, me quejo y estoy descontento con lo que tengo y lo que soy...

Gracias Dios, por la vida que me has regalado…

Aunque el dinero no me permita comprar los zapatos que más gustan...

Gracias Dios porque tengo pies, muchos no tienen…

Aunque me enojo con los niños cuando gritan y lo desordenan todo...

Gracias Dios que tengo familia, cuántos hay viven solos…

Aunque la comida no estuvo muy buena...

Gracias Dios porque tengo alimentos, cuántas personas padecen y mueren de hambre cada día. . .

Cuando tengo que pagar los impuestos, me enfado y me quejo. . .

Gracias Dios, porque puedo hacerlo, cuántos hay que no pagan, porque no tienen nada…

Gracias Dios por la vida, por ser parte de tu creación, porque me hiciste a tu imagen…

Son tantas las cosas que tengo para agradecerte, que me falta el tiempo y las palabras.

Gracias Señor por vivir en mi corazón y darle sentido a mi vida.

Gracias Señor Jesús por poder disfrutar de Tu amor…

LA CORONA DE ADVIENTO

Se denomina corona de adviento a un adorno hecho con ramas de abeto o pino, con cuatro velas, que es colocada sobre una mesa durante el tiempo de adviento.

Las cuatro velas suelen ser de los colores que se describen a continuación:

Azul: Representa el espíritu de la vigilia..
Verde: Representa la esperanza.
Rosa: Representa la alegría por el anuncio del nacimiento de Jesús.
Amarillo: Es el color de la presencia luminosa de Dios.

El año litúrgico comienza con el Adviento. Se enciende una de las cuatro velas cada domingo de los cuatro que dura el Adviento, para indicar el camino que se recorre hasta la Navidad. El primer domingo de Adviento una, el segundo dos, y así sucesivamente.

Además de ser un elemento decorativo, esta corona anuncia que la Navidad está cerca y debemos prepararnos.

Los cristianos, para prepararnos a la venida de nuestra LUZ y VIDA, la Natividad del Señor, aprovechamos esta "Corona de adviento" como medio para esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su luz.

El círculo es una figura geométrica perfecta que no tiene ni principio ni fin. La corona de adviento tiene forma de círculo para recordarnos que Dios no tiene principio ni fin, reflejando su unidad y eternidad. Nos ayuda también a pensar en los miles de años de espera desde Adán hasta Cristo y en la segunda y definitiva venida; nos conciencia que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.

Las ramas verdes de pino o abeto representan que Cristo está vivo entre nosotros, además su color verde nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento.

Las manzanas rojas con las que algunas personas adornan la corona, representan los frutos del jardín del Edén, con Adán y Eva, que trajeron el pecado al mundo, pero recibieron también la promesa del Salvador universal.

El lazo rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

El día de Navidad, las velas son sustituidas por otras de color rojo que simboliza el espíritu festivo de la reunión familiar. En el centro, se coloca una vela blanca o cirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe.

La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que desde pequeños buscamos y que nos permite ver, tanto el mundo como nuestro interior. Como hemos comentado antes, cuatro domingos antes de la Navidad se enciende la primera vela. Cada domingo se enciende una vela más. El hecho de irlas prendiendo poco a poco nos recuerda cómo, conforme se acerca la luz, las tinieblas se van disipando, de la misma forma que conforme se acerca la llegada de Jesucristo, que es luz para nuestra vida, se debe ir esfumando el reinado del pecado sobre la tierra. La luz de la vela blanca o del cirio que se enciende durante la Nochebuena nos recuerda que Cristo es la Luz del mundo. El brillo de la luz de esa vela blanca en Navidad, nos recuerda cómo en la plenitud de los tiempos se cumple el “ADVIENTO DEL SEÑOR”.

Un Dios y tres religiones monoteístas; la Comisión Teológica responderá

Se discutirá en el Vaticano del 29 de noviembre al 3 de diciembre


CIUDAD DEL VATICANO, martes, 23 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Si sólo hay un Dios, ¿cómo se explican las tres religiones monoteístas? ¿Qué relaciones se derivan de este origen entre judíos, musulmanes y cristianos? A estas dos preguntas responderá la Comisión Teológica Internacional.

La Comisión, cuya función consiste en ayudar a la Santa Sede y especialmente a la Congregación para la Doctrina de la Fe a examinar cuestiones doctrinales de mayor importancia, afrontará éste y otros dos argumentos en su próxima sesión plenaria que se celebrará del 29 de noviembre al 3 de diciembre en el Vaticano.


Además afrontará otros dos temas de vital importancia. En primer lugar, la cuestión de los principios de la teología, su sentido y su método. En este sentido, la Comisión ya elaboró un estudio entre los años 2004 y 2008, según explica un comunicado vaticano.

El otro tema es la integración de la doctrina social de la Iglesia en el contexto más amplio de la doctrina cristiana.

La sesión será presidida por el cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la dirección de las sesiones de trabajo correrá a cargo del padre Charles Morerod, O.P., secretario de la Comisión.

Los resultados de los estudios de la Comisión son presentados al Santo Padre y entregados para su oportuna utilización a la Congregación para la Doctrina de la Fe. En general, suelen ser publicados posteriormente para conocimiento de la opinión pública.

La Comisión se compone de teólogos de diversas escuelas y naciones, eminentes por ciencia y fidelidad al Magisterio de la Iglesia. Los miembros --en número no superior a 30-- son nombrados por el Papa por cinco años a propuesta del prefecto de la Congregación y tras consulta con las conferencias episcopales.

En estos momentos, como representantes de países de lengua española, forman parte de la Comisión los sacerdotes Antonio Castellano, S.D.B. (Chile), profesor de teología sistemática en la Universidad Pontificia Salesiana, Roma; Mario Ángel Flores, profesor de teología sistemática en la Facultad Teológica Mexicana (Mexico), Javier Prades López, profesor de teología sistemática en la Facultad de Teología de Madrid (España) y Guillermo Zuleta, profesor de teología sistemática y de derecho canónico en la Universidad de Medellín (Colombia).

La Comisión surgió cuando Pablo VI acogió la propuesta de la primera asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, el 11 de abril de 1969.

sábado, 13 de noviembre de 2010

himno Divo Homobono Cremonensi en honor a San Homobono


El obispo de Alba, Marco Gerolamo Vida (s. XVI), compuso el himno Divo Homobono Cremonensi en honor a San Homobono, patrono de la Ciudad de Cremona, Italia. Se cantaba en las vísperas de su solemnidad del 13 de noviembre.

Divo Homobono Cremonensi

Inno composto da Marco Gerolamo Vida*
in onore di Sant'Omobono, patrono dell'inclita città di Cremona,
da cantarsi nei Vespri della Solennità del giorno 13 di Novembre
(Versione italiana a cura di Pier Maria Mainardi)


Texto en latin

Beate pauperum pater,
Decus Cremonæ, Homobone,
Iuva tuos cives tuis
Cantu vacantes laudibus.
Nil post Deum, Deique post
Magnam parentem virginem
Noster chorus te sanctius
Colit sacra tibi die.

Sensere nostri sæpius
Tuam patres præsentiam,
Dum supplicum victus prece,
Nostris ades periculis.

Tu sæpe nobis percitum
Ira Tonantem mitigas,
Nec in merentes nos sinis
Sævire poenis debitis.

Non templa frustra ponimus,
Arasve dictas de tuo
Vetusta rite nomine
Sacravit olim civitas.

Hæc consecuti nobiles
Tui labores præmia,
Dum more Divum degeres
Vitam caduco corpore.

Tu mente cœlum cogitans
Deum gerebas pectore,
Quem deperibas unice,
Rerum tuarum nihil memor.

Tu largus indigentibus
Eras, profundes omnibus,
Parvum tuo quod prædium
Vix suppetebat victui.

Quod erogabas, largius
Suppetebat illico Deus,
Et tosta liba crescere
Sunt sponte visa in arcula.

Quid? obvio cum pauperum
Non abnuisti cœtui,
Quod afferebas vineæ,
Fossoribus pactum merum,

Cados inanes prodigus
Lympha replesti fluminis,
Quæ visa mox bibentibus
Merum colonis nobile.

Seu se templi fores
Ultro patebant vi sua,
Dum nocte concinentium
Choros adires flaminum.

Ascriptus deinde cœlitum
Choris beatis, indicas
Apud Deum qua polleas
Rerum satorem gratia.

Funus vemitur ad tuum:
Cæci vident, claudi meant,
Muti loquuntur, audiunt
Surdi, levantur languidi

Quia et sepulchrum sub tuum
Ducunt furore percitos,
Nunc usque cedit protinus
Vis infernale potentiæ.

Regi tamen sit gloria,
Horum datori munerum,
Qui trinus unus omnia
Regnat Deus per sæcula.



Texto en Italiano
O beato padre dei poveri,
o Omobono, onore di Cremona,
proteggi i tuoi concittadini
che ti lodano nei canti.
Il nostro coro non venera nulla
più devotamente di te,
nel giorno e a te consacrato
dopo Dio e la grande Vergine.

Abbastanza spesso i nostri antenati
avvertirono la tua presenza, quando,
lasciandoti vincere dalle preghiere di coloro
che ti supplicavano, ci aiutavi nei momenti di pericolo.

Tu spesso plachi l'ira di Dio, sdegnato con noi,
e non gli permetti di infierire
nei nostri confronti con i giusti castighi,
che pur meritiamo.

Non abbiamo innalzato invano chiese,
e l'antica città elevò un tempo,
con debite cerimonie,
altari e a te consacrati.

Le tue sante fatiche
ti otterranno questa ricompensa,
mentre trascorrevi santamente la vita
nel tuo corpo mortale.

Tu, che avevi il pensiero sempre rivolto
alle cose del cielo, portavi nel tuo cuore Dio,
per il quale ti consumava un amore esclusivo,
senza alcuna preoccupazione per le tue cose.

Tu eri generoso verso i bisognosi,
dispensando largamente a tutti
ciò che il tuo piccolo podere produceva
in misura appena sufficiente per il tuo sostentamento.

Dio immediatamente sostituiva,
con ancora maggiore abbondanza, ciò che donavi,
e furono visti riprodursi spontaneamente
nella madia i pani già cotti.

E che? Quando non riufiutasti
ad un gruppo di poverelli che ti veniva incontro
il vino che portavi nella vigna,
e che era stato da te pattuito con gli zappatori,

e riempisti i bicchieri vuotati dalla tua generosità
di acqua attinta al fiume,
che ai contadini che la bevevano
sembrò eccellente vino.

Le porte della chiesa
ti si spalancavano spontaneamente,
quando nottetempo ti univi al coro
dei sacerdoti in canto.

Quindi, partecipe dei cori celesti,
mostri chiaramente di quale favore
tu goda presso Dio,
autore di tutte le cose.

Si accorre al tuo funerale:
ed ecco che i ciechi riacquistano la vista,
gli zoppi camminano, i muti parlano, i sordi odono,
e coloro che sono privi di forze si risollevano.

Si conducono persino, presso il tuo sepolcro,
coloro che sono presi dalla pazzia,
e da quel momento, e per sempre,
si allontana da essi la potenza diabolica.

Sia gloria eterna al Re,
che ha elargito questi doni,
e che, Dio uno e trino,
regna attraverso i secoli.