martes, 19 de mayo de 2009

"El Papa te ha agregado como amigo en Facebook"


ROMA, 19 May. 09 / 10:46 am (ACI/Europa Press)

El Pontificio Consejo de Comunicaciones Sociales del Vaticano pondrá en marcha próximamente, con motivo de la 43 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebra este 24 de mayo, una aplicación en Facebook que permitirá a los internautas intercambiar postales virtuales y discursos del Papa Benedicto XVI.

Esta iniciativa, que lleva por título "El Papa se reúne contigo en Facebook", se integra en una nueva página web www.pope2you.net , que busca promover en la red "la cultura del diálogo, del respeto y de la amistad", según anunció el presidente del Pontificio Consejo, Claudio Maria Celli. Este portal permitirá además recibir noticias sobre el Vaticano a través de iPhone o iTouch.


Además, y según han informado algunos medios, la Santa Sede colgará en los próximos días un perfil del Romano Pontífice en esta red social. El pasado 24 de enero, la Santa Sede abrió un canal propio en You Tube con el objetivo de ofrecer contenidos audiovisuales sobre el Pontífice.

Precisamente, en su mensaje con motivo de la celebración del próximo 24 de mayo, Benedicto XVI pide a los jóvenes católicos que lleven al mundo digital el testimonio de su fe. Tras de enumerar los "muchos beneficios" que se derivan de las nuevas tecnologías, el Pontífice se dirige a los jóvenes católicos para pedirles que se comprometan "a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e informativo los valores" sobre los que se apoya su vida.

"A vosotros, jóvenes, que casi espontáneamente os sentís en sintonía con estos nuevos medios de comunicación, os corresponde de manera particular la tarea de evangelizar este 'continente digital'", asegura. A lo largo del mensaje, el Papa destaca "el extraordinario potencial" que tienen las nuevas tecnologías "cuando se usan para favorecer la comprensión y la solidaridad humana".

MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI PARA LA XLIII JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES


MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
PARA LA XLIII JORNADA MUNDIAL
DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

"Nuevas tecnologías, nuevas relaciones.
Promover una cultura de respeto, de diálogo, de amistad."


24 de mayo de 2009




Queridos hermanos y hermanas:

Ante la proximidad de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, me es grato dirigirme a vosotros para exponeros algunas de mis reflexiones sobre el tema elegido este año: Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo y amistad. En efecto, las nuevas tecnologías digitales están provocando hondas transformaciones en los modelos de comunicación y en las relaciones humanas. Estos cambios resaltan más aún entre los jóvenes que han crecido en estrecho contacto con estas nuevas técnicas de comunicación y que, por tanto, se sienten a gusto en el mundo digital, que resulta sin embargo menos familiar a muchos de nosotros, adultos, que hemos debido empezar a entenderlo y apreciar las oportunidades que ofrece para la comunicación. En el mensaje de este año, pienso particularmente en quienes forman parte de la llamada generación digital. Quisiera compartir con ellos algunas ideas sobre el extraordinario potencial de las nuevas tecnologías, cuando se usan para favorecer la comprensión y la solidaridad humana. Estas tecnologías son un verdadero don para la humanidad y por ello debemos hacer que sus ventajas se pongan al servicio de todos los seres humanos y de todas las comunidades, sobre todo de los más necesitados y vulnerables.

El fácil acceso a teléfonos móviles y computadoras, unido a la dimensión global y a la presencia capilar de Internet, han multiplicado los medios para enviar instantáneamente palabras e imágenes a grandes distancias y hasta los lugares más remotos del mundo. Esta posibilidad era impensable para las precedentes generaciones. Los jóvenes especialmente se han dado cuenta del enorme potencial de los nuevos medios para facilitar la conexión, la comunicación y la comprensión entre las personas y las comunidades, y los utilizan para estar en contacto con sus amigos, para encontrar nuevas amistades, para crear comunidades y redes, para buscar información y noticias, para compartir sus ideas y opiniones. De esta nueva cultura de comunicación se derivan muchos beneficios: las familias pueden permanecer en contacto aunque sus miembros estén muy lejos unos de otros; los estudiantes e investigadores tienen acceso más fácil e inmediato a documentos, fuentes y descubrimientos científicos, y pueden así trabajar en equipo desde diversos lugares; además, la naturaleza interactiva de los nuevos medios facilita formas más dinámicas de aprendizaje y de comunicación que contribuyen al progreso social.

Aunque nos asombra la velocidad con que han evolucionado las nuevas tecnologías en cuanto a su fiabilidad y eficiencia, no debería de sorprendernos su popularidad entre los usuarios, pues ésta responde al deseo fundamental de las personas de entrar en relación unas con otras. Este anhelo de comunicación y amistad tiene su raíz en nuestra propia naturaleza humana y no puede comprenderse adecuadamente sólo como una respuesta a las innovaciones tecnológicas. A la luz del mensaje bíblico, ha de entenderse como reflejo de nuestra participación en el amor comunicativo y unificador de Dios, que quiere hacer de toda la humanidad una sola familia. Cuando sentimos la necesidad de acercarnos a otras personas, cuando deseamos conocerlas mejor y darnos a conocer, estamos respondiendo a la llamada divina, una llamada que está grabada en nuestra naturaleza de seres creados a imagen y semejanza de Dios, el Dios de la comunicación y de la comunión.

El deseo de estar en contacto y el instinto de comunicación, que parecen darse por descontados en la cultura contemporánea, son en el fondo manifestaciones modernas de la tendencia fundamental y constante del ser humano a ir más allá de sí mismo para entrar en relación con los demás. En realidad, cuando nos abrimos a los demás, realizamos una de nuestras más profundas aspiraciones y nos hacemos más plenamente humanos. En efecto, amar es aquello para lo que hemos sido concebidos por el Creador. Naturalmente, no hablo de relaciones pasajeras y superficiales; hablo del verdadero amor, que es el centro de la enseñanza moral de Jesús: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas", y "amarás a tu prójimo como a ti mismo" (cf. Mc 12, 30-31). Con esta luz, al reflexionar sobre el significado de las nuevas tecnologías, es importante considerar no sólo su indudable capacidad de favorecer el contacto entre las personas, sino también la calidad de los contenidos que se deben poner en circulación. Deseo animar a todas las personas de buena voluntad, y que trabajan en el mundo emergente de la comunicación digital, para que se comprometan a promover una cultura de respeto, diálogo y amistad.

Por lo tanto, quienes se ocupan del sector de la producción y difusión de contenidos de los nuevos medios, han de comprometerse a respetar la dignidad y el valor de la persona humana. Si las nuevas tecnologías deben servir para el bien de los individuos y de la sociedad, quienes las usan deben evitar compartir palabras e imágenes degradantes para el ser humano, y excluir por tanto lo que alimenta el odio y la intolerancia, envilece la belleza y la intimidad de la sexualidad humana, o lo que explota a los débiles e indefensos.

Las nuevas tecnologías han abierto también caminos para el diálogo entre personas de diversos países, culturas y religiones. El nuevo espacio digital, llamado ciberespacio, permite encontrarse y conocer los valores y tradiciones de otros. Sin embargo, para que esos encuentros den fruto, se requieren formas honestas y correctas de expresión, además de una escucha atenta y respetuosa. El diálogo debe estar basado en una búsqueda sincera y recíproca de la verdad, para potenciar el desarrollo en la comprensión y la tolerancia. La vida no es una simple sucesión de hechos y experiencias; es más bien la búsqueda de la verdad, del bien, de la belleza. A dichos fines se encaminan nuestras decisiones y el ejercicio de nuestra libertad, y en ellos —la verdad, el bien y la belleza— encontramos felicidad y alegría. No hay que dejarse engañar por quienes tan sólo van en busca de consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección misma se presenta como el bien, la novedad se confunde con la belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad.

El concepto de amistad ha tenido un nuevo auge en el vocabulario de las redes sociales digitales que han surgido en los últimos años. Este concepto es una de las más nobles conquistas de la cultura humana. En nuestras amistades, y a través de ellas, crecemos y nos desarrollamos como seres humanos. Precisamente por eso, siempre se ha considerado la verdadera amistad como una de las riquezas más grandes que puede tener el ser humano. Por tanto, se ha de tener cuidado de no banalizar el concepto y la experiencia de la amistad. Sería una pena que nuestro deseo de establecer y desarrollar las amistades on line fuera en deterioro de nuestra disponibilidad para la familia, los vecinos y quienes encontramos en nuestra realidad cotidiana, en el lugar de trabajo, en la escuela o en el tiempo libre. En efecto, cuando el deseo de conexión virtual se convierte en obsesivo, la consecuencia es que la persona se aísla, interrumpiendo su interacción social real. Esto termina por alterar también los ritmos de reposo, de silencio y de reflexión necesarios para un sano desarrollo humano.

La amistad es un gran bien para las personas, pero se vaciaría de sentido si fuese considerado como un fin en sí mismo. Los amigos deben sostenerse y animarse mutuamente para desarrollar sus capacidades y talentos, y para poner éstos al servicio de la comunidad humana. En este contexto es alentador ver surgir nuevas redes digitales que tratan de promover la solidaridad humana, la paz y la justicia, los derechos humanos, el respeto por la vida y el bien de la creación. Estas redes pueden facilitar formas de cooperación entre pueblos de diversos contextos geográficos y culturales, permitiéndoles profundizar en la humanidad común y en el sentido de corresponsabilidad para el bien de todos. Pero se ha de procurar que el mundo digital en el que se crean esas redes sea realmente accesible a todos. Sería un grave daño para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación, que permiten compartir saber e información de modo más veloz y eficaz, no fueran accesibles a quienes ya están social y económicamente marginados, o si contribuyeran tan sólo a acrecentar la distancia que separa a los pobres de las nuevas redes que se desarrollan al servicio de la información y la socialización humana.

Quisiera concluir este mensaje dirigiéndome de manera especial a los jóvenes católicos, para exhortarlos a llevar al mundo digital el testimonio de su fe. Amigos, sentíos comprometidos a sembrar en la cultura de este nuevo ambiente comunicativo e informativo los valores sobre los que se apoya vuestra vida. En los primeros tiempos de la Iglesia, los Apóstoles y sus discípulos llevaron la Buena Noticia de Jesús al mundo grecorromano. Así como entonces la evangelización, para dar fruto, tuvo necesidad de una atenta comprensión de la cultura y de las costumbres de aquellos pueblos paganos, con el fin de tocar su mente y su corazón, así también ahora el anuncio de Cristo en el mundo de las nuevas tecnologías requiere conocer éstas en profundidad para usarlas después de manera adecuada. A vosotros, jóvenes, que casi espontáneamente os sentís en sintonía con estos nuevos medios de comunicación, os corresponde de manera particular la tarea de evangelizar este "continente digital". Haceos cargo con entusiasmo del anuncio del Evangelio a vuestros coetáneos. Vosotros conocéis sus temores y sus esperanzas, sus entusiasmos y sus desilusiones. El don más valioso que les podéis ofrecer es compartir con ellos la "buena noticia" de un Dios que se hizo hombre, padeció, murió y resucitó para salvar a la humanidad. El corazón humano anhela un mundo en el que reine el amor, donde los bienes sean compartidos, donde se edifique la unidad, donde la libertad encuentre su propio sentido en la verdad y donde la identidad de cada uno se logre en una comunión respetuosa. La fe puede dar respuesta a estas aspiraciones: ¡sed sus mensajeros! El Papa está junto a vosotros con su oración y con su bendición.

Vaticano, 24 de enero 2009, Fiesta de San Francisco de Sales.



BENEDICTUS PP. XVI


© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana



Mensaje de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación para la 43 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2009.


Mensaje de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación para la 43 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2009.

"Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo, de amistad."



Ante las hondas transformaciones en los modelos de comunicación actuales, la Iglesia tiene el deber de aprender los nuevos protocolos comunicativos y los nuevos lenguajes de la cultura digital para lograr un mejor diálogo con la humanidad.

Los jóvenes actuales, como nativos digitales son poseedores del idioma de la tecnología digital, por lo que hablan y se relacionan de una manera muy diferente a como lo hacen las generaciones que crecieron sin estas técnicas, convirtiéndolos en migrantes digitales, cuyo esquema de comunicación es sin lugar a dudas más simple.

Este colosal avance de la cultura mediática, producto de los revolucionarios cambios tecnológicos y los procesos de globalización, son el campo para la evangelización de un mundo en constante cambio cultural.

La Internet es sin duda una de las herramientas más valiosas y completas que han hecho posible el surgimiento de aldeas, colonias y comunidades digitales, que día con día atraen a millones de nuevos usuarios.

El Documento de Aparecida reconoce la importancia de esta valiosa invención de la técnica y nos exhorta a tener confianza en ella, no como un fin en sí mismo, sino como un medio, que pueda ofrecer excelentes oportunidades de evangelización, actuales y eficaces.

Ante la proximidad de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el mensaje del Papa Benedicto XVI “Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo y amistad”, exhorta a la Iglesia a encarar el reto de entender y asumir el efecto que las nuevas tecnologías digitales están provocando en las relaciones humanas.

La tarea principal de la Iglesia es la evangelización: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura” Mt 28,18.

Así lo hizo Jesús “el perfecto comunicador”, como lo señala Communio et progressio, que hablaba “al modo de la gente”, usando el lenguaje y las imágenes que sus contemporáneos pudieran comprender, aludiendo a situaciones de la vida cotidiana agrícola y popular.

Como Iglesia, tenemos una gran tarea pendiente en nuestros días: saber a quién nos dirigimos y acertar con el lenguaje adecuado para cada uno. Muchos jóvenes de hoy no han oído la historia de Jesús, no saben quién es Poncio Pilato, y mucho menos qué es una diócesis o qué papel tienen los obispos. Han visto al Papa por televisión, pero ignoran muchas cosas sobre la fe de la Iglesia, no digamos sobre sus estructuras o su historia. Con un agravante: la sociedad actual no es una multitud “neutral”: gran parte de ella es post-cristiana, cree que entiende el cristianismo y lo rechaza como resultado de malas experiencias o desinformación.

No podemos hablar a toda la gente “como si estuvieran informados”, “como si tuvieran fe”, como se habla a los que ya han optado por Cristo.
No debemos tener miedo ni a los medios ni a los que hacen mal uso de ellos para lanzar polémicas y escándalos. Hay que usar la radio y la televisión, prensa y la internet.

Esta novedad de método esconde un peligro: el creer que son los instrumentos los que hacen la evangelización. A muchos jóvenes sacerdotes les gusta aprender a manejar cámaras y a tener los medios más sofisticados, computadoras, presentación de Power Point. Evangelizar en los medios no es saber manejar aparatos sino predicar con pasión la Buena Nueva de Cristo. Por más medios sofisticados que se tengan sin lo anterior no hay evangelización.

Las páginas religiosas en Internet son numerosas, pero “¿nos encontramos ante verdaderos sitios religiosos o ante creaciones consumísticas hechas a la medida del hombre de hoy?” En muchos sitios-webs, aparentemente religiosos, sólo encontramos una pseudosacralidad. En Internet nada es absoluto, ni siquiera la verdad.

Por ello, hoy más que nunca es una necesidad evangelizar desde los medios de comunicación, pues si verdaderamente la Iglesia tiene conciencia de lo que el Señor quiere que sea, surge de ella una singular plenitud y una necesidad de efusión, con la clara advertencia de una misión que la trasciende y de un anuncio que debe difundir. Es el deber de la Evangelización. Es el mandato misionero.

Aventurémonos, sin miedo, a encarar esta nueva cultura digital y saquemos provecho de todo lo que hay en los medios de comunicación para hacer de nuestra tarea de evangelización un pilar importante de las culturas mediáticas de hoy, mañana y siempre.


+ Teodoro Enrique pino Miranda.
Obispo de Huajuapan de León, Oaxaca.
Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral de la Comunicación.