miércoles, 8 de abril de 2009

Jueves Santo - Visita de las Siete Casas


La "Visita de las Siete Casas" es una costumbre popular en la que los fieles visitan siete Iglesias o templos donde se encuentre el "monumento", el Santísimo Sacramento expuesto y resguardado para la comunión del Viernes Santo. Su iniciador fue el gran santo San Felipe Neri.

Desgraciadamente esta religiosidad popular, se vuelve hoy en día en un ir y venir de gente que no saben a lo que van y creen que con visitar 7 Iglesias ya cumplieron cuando ni siquiera se acercan a rezar delante del Santísimo.

La realidad es que esta costumbre tiene como los demás elementos de nuestro catolicismo popular, grandes valores cristianos y humanos que hay que saber conservar y profundizar.

Es una especie de peregrinación y sacrificio, en recuerdo cuando Jesús, fue llevado de un lado a otro, en el momento de ser enjuiciado y con esto da inicio su pasión.

La visita de las 7 casas, tiene un desarrollo semejante al Vía Crucis, ya que tenemos 7 estaciones y en las que se lee la Escritura, y se reza y medita sobre la Pasión del Señor.

Además, el Papa Pío VII concedió una indulgencia plenaria a los fieles que dediquen una hora de oración delante del "monumento" con el Santísimo, esto no quiere decir que tenemos que permanecer una hora en cada templo, pero, si organizar de tal forma la visita, que la ultima de ellas sea en nuestra Parroquia o Iglesia más cercana y finalizar ahí con una hora santa.

El que por enfermedad u otro impedimento no pudiera visitar 7 "monumentos", puede hacerlo fervorosamente, una sola vez en su Parroquia.



Las siete estaciones o visitas son:


I
Jesús en el Huerto de Getsemaní


Salió como de costumbre, fue al Huerto de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Llegando al lugar les dijo: "Pidan que no caigan en tentación." Y se apartó de ellos, y puesto de rodillas oraba diciendo: "Padre si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad sino la tuya". Entonces se le apareció un ángel que lo confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos, vencidos por la tristeza; y les dijo: "Levántense y oren para que no caigan en tentación". (Lc 22, 39-46)





II
Jesús es atado y llevado a la casa de Anás


El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: "He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Porqué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que les he dicho."
Apenas dijo esto uno de los guardias que ahí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: "¿Así contestas al Sumo Sacerdote? (Jn 18 19-22)





III
Jesús llevado ante Caifás


Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: "Yo te conjuro por Dios vivo que nos digas si tu eres el Cristo el Hijo de Dios". Le dijo Jesús: "Sí, tu lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del padre y venir sobre las nubes del cielo." Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestiduras y dijo: "¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. (Mt 26, 63-65)





IV
Jesús llevado ante Poncio Pilato


Pilato respondió: "¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mi. ¿Qué has hecho?" Respondió Jesús: "Mi Reino no es de éste mundo. Si mi reino fuese de éste mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí."
Entonces Pilato le dijo: "¿Luego tu eres rey?" Respondió Jesús:" Si, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz." (Jn 18,35-37)





V
Jesús llevado ante Herodes


Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de Él, y esperaba presenciar alguna señal que Él hiciera. Le preguntó con mucha palabrería, pero Él no respondió nada. Entonces Herodes con su guardia después de despedirla y burlarse de Él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato. (Lc 23, 8-9; 11)





VI
Jesús es regresado con Pilato


Les dijo Pilato: "¿Y qué voy a hacer con Jesús el llamado Cristo?" Y todos a una voz: "¡Sea crucificado!". "¿Pero qué mal ha hecho?", preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: "sea crucificado". Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que mas bien se promovía tumulto,
tomo agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: "Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis." Y todo el pueblo respondió "¡su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! Entonces les soltó a Barrabás..." (Mt 27,22-26)


VII
Jesús llevado a su Pasión

Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y, trenzando una corona de espinas se la pusieron sobre su cabeza y en su mano derecha una caña, y doblando la rodilla delante de Él le hacían burla diciendo "¡Salve, rey de los judíos!"; y después de escupirle cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de Él, le quitaron el manto, y le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarlo.
(Mt 27, 27-31)

Jueves Santo - Misa Vespertina de la Cena del Señor


INSTITUCION DE LA SAGRADA EUCARISTIA, INSTITUCION DEL ORDEN SACERDOTAL Y LAVATORIO DE LOS PIES (MANTDATUM).

El Jueves Santo es, uno de los tres Jueves del año que "relucen mas que el sol". En este día celebramos, por la tarde, la misa en la cual conmemoramos 3 acontecimientos, de gran trascendencia para la vida de todo cristiano; la institución de la Sagrada Eucaristía, la institución del Orden Sacerdotal y el gran gesto de humildad del lavatorio de los pies.

Recordando un poco la Escritura, vemos que Jesús cumple como Judío con una ley que les obligaba a celebrar la Pascua por mandato de Yahveh (Ex 12,14). La forma de celebrarlo era mediante una cena similar a la que hicieron los Israelitas antes de su éxodo de Egipto (Ex 12,3-11), así que el día marcado, Jesús quiere celebrar con sus amigos esta Cena de Pascua (Lc 22,8-12) , la cual sería la ultima en es vida terrenal, pero la primera para gloria de Dios, ya que en esta, instituye los Sacramentos de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal (Lc 22,19-20), pero como preámbulo de esto nos da un gran ejemplo de amor y humildad en el cual nos invita a imitarlo, por medio del "mandatum", momento en el cual, durante la Cena, Jesús lava los pies a sus discípulos (Jn 13,4-5).

Litúrgicamente hablando, esta misa es conocida como la misa de la Cena del Señor y NO como la misa del lavatorio, aunque dentro de esta se recuerde este acontecimiento. La celebración de la misa se hace por la tarde a la hora más oportuna y procurando la participación de toda la comunidad local y de todos los sacerdotes y ministros si es que hubieren. Si el sacerdote ya participo por la mañana en la misa Crismal puede celebrar por la tarde, por razones pastorales. Esta misa no debe aplicarse por la intención de personas en particular.

La misa se divide en 4 partes:

· Ritos iniciales y liturgia de la palabra.
· Lavatorio de los pies.
· Liturgia eucarística.
· Traslación del Santísimo Sacramento.

Debe tomarse muy en cuenta que al inicio de la celebración, el sagrario debe estar completamente vacío. De tal forma que, hay que consagrar suficientes formas para la comunión de este día y del siguiente (Viernes Santo).

Se canta el himno del gloria, mientras se tocan las campanas a vuelo. Terminando el canto, ni las campanas ni instrumento musical se vuelven a tocar, en señal de tristeza y dolor, hasta la Vigilia Pascual.

En la liturgia de la palabra, escucharemos la lectura del libro del Exodo en donde veremos como Dios habla con su pueblo y les da las indicaciones para preparar la Cena Pascual. El Salmo responsorial será tomado del Salmo 115 "Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava". Escucharemos también la Epístola de San Pablo a los Corintios en la cual nos recuerda la Institución de la Eucaristía y nos hace ver cual es el alimento verdadero. Finalmente el Evangelio tomado de San Juan en el cual nos muestra Cristo su gran amor y humildad y nos invita a la confesión "el que no quiera lavarse no tendrá parte con El".

Después de la liturgia de la palabra se hará la homilía y después de esta, en un lugar apropiado, se dispondrán las personas designadas para que el Sacerdote, acompañado de sus ministros, lleve a cabo el lavatorio de los pies. Una vez terminado el lavatorio, omitiéndose el Credo, continua con la Liturgia eucarística.

Debe notarse que al terminar de repartir la comunión, el copón se depositará sobre el altar y no en el Sagrario. De ahí, terminada la Oración después de la Comunión, el Sacerdote tomará al Santísimo con el paño de hombros y lo llevara en procesión hasta el "Monumento", previamente levantado en otro sitio distinto al altar, mientras se canta el Pange Lingua. Una vez llegando al "Monumento", se deposita en el al Santísimo en la urna y se inciensa, mientras se canta el Tantum ergo, al final de este se cerrará la urna y se recomienda un momento de oración, al terminar, el Sacerdote regresará a la sacristía en absoluto silencio, NO hay bendición ni despedida.

Enseguida se desnuda el altar indicando así que desde ese momento, queda suspendido el Santo Sacrificio de la Misa, y se quitan las cruces y las imágenes de los santos, si algunas no se pueden quitar se recomienda que se cubran con un velo negro o morado.

Hay que tomar en cuenta que es muy importante en esta noche no dejar solo al Santísimo y destinar parte de nuestro tiempo para rezar y adorarlo con absoluta solemnidad.

Jueves Santo - Misa Crismal


La Consagración del santo crisma y la bendición de los santos óleos gozan de venerable antigüedad en todas las liturgias. De suyo, esta celebración no tiene ningún lazo con el misterio del Jueves Santo, pero está directamente ligada con los sacramentos de iniciación cristiana que se desarrollan durante la Vigilia Pascual el Sábado Santo. Dado que el viernes y el sábado santo son días alitúrgicos, se ha colocado esta celebración en la mañana del Jueves. Antiguamente el Jueves Santo gozaba de tres celebraciones durante el día: La Celebración de los Penitentes, la Misa Crismal y la Misa Vespertina de la Cena del Señor.

La Misa de Reconciliación de los Penitentes, antiquísima en la Iglesia, perduró hasta el siglo XII y cayó en desuso hasta su desaparición el Jueves Santo, sin embargo la Iglesia ha procurado que se realice durante la Cuaresma alguna Liturgia Penitencial, en la que la comunidad reunida alrededor de su Pastor se reconcilie con Dios a través del Sacramento de la Penitencia para cumplir con el precepto anual.

El rito de la consagración del crisma y la bendición de los óleos fue creciendo con el curso de los siglos, desde sencillos comienzos hasta su actual volumen. Primitivamente se bendecían simplemente los óleos, donde había necesidad, antes de la celebración del sacramento, y era el ministro del sacramento quien tenía el poder de bendecirlo. El óleo de los enfermos era bendecido por el sacerdote, mientras que el óleo de los exorcismos (óleo santo u óleo de los catecúmenos) y el óleo del Santo Crisma estaban reservados al Obispo.

El óleo de los exorcismos u óleo de los catecúmenos. Con este óleo se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados reciben la fuerza para que puedan renunciar al diablo y al pecado, antes de que se acerquen a la fuente bautismal.

El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias del alma y del cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados; como su nombre lo indica, se utiliza para la unción de los enfermos, aquí cabría hacer notar que la unción se da a las personas enfermas o a aquellas que en corto tiempo padecerán alguna cirugía mayor, por lo que debemos hacer conciencia de que este sacramento, la unción de los enfermos, se da precisamente a los enfermos y no a los moribundos.

El Santo Crisma, se utiliza en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden Sacerdotal, así como en la Consagración de una Iglesia o Altar. La liturgia ha extendido su uso más allá del Antiguo Testamento, con el que eran ungidos los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos prefiguraban a Cristo, cuyo nombre precisamente significa Ungido del Señor. Del mismo modo los cristianos, incorporados por el Bautismo en el misterio pascual de Cristo, han muerto y resucitado con él, participan de su sacerdocio real y profético, y reciben por la confirmación la unción espiritual del Espíritu Santo.

En esta misa crismal se desarrolla también la renovación de las promesas sacerdotales, ya que desde tiempo muy antiguo, fue uniéndose gradualmente esta celebración crismal a la unión del presbiterio con su obispo, ya que así podrían los sacerdotes estar de vuelta a sus lugares de origen para la celebración pascual de la Vigilia. Por último el Obispo invita al pueblo presente a orar tanto por los sacerdotes como por él mismo para llevar a buen término su ministerio episcopal y sacerdotal y sean así imagen viva de Cristo Sacerdote, Buen Pastor, Maestro y Siervo de todos.