martes, 7 de abril de 2009

Miércoles Santo - Oficio de Tinieblas


La Liturgia de las Horas (invitatorio, laudes, vísperas y completas) es un rezo que normalmente se hace todos los días por la mañana, tarde y noche, pero sobre todo lo hacen Sacerdotes. Para el Jueves y Viernes Santo, estas oraciones se unifican en un rezo que se realiza el Miércoles Santo al caer la tarde, al cual le llamamos Oficio de Tinieblas. Se adelanta al miércoles con el fin de que quien reza comúnmente este Oficio y por las actividades litúrgicas de Jueves y Viernes, no falten al rezo.

Para realizar este oficio, se deben tener todas las luces del templo apagadas, junto al altar debe haber un tenebrario o candelero con 13 velas o cirios los cuales representan a los 12 apóstoles y a Jesucristo, por este motivo deberá resaltar un cirio de los demás. Los cirios se van apagando uno tras otro al término de cada salmo, para que al final quede únicamente encendido el cirio que más resalte. El sentido de esto es que se van apagando sucesivamente porque al acercarse la muerte del Redentor, los apóstoles lo fueron abandonando y el templo va quedando en tinieblas, de ahí el nombre del Oficio. Al llegar al último cirio, este se sitúa en la parte posterior al altar ocultándolo, símbolo de la entrada de Jesús a la sepultura, y a la vez, la permanencia de la Iglesia en espera de la Luz que surgirá en la Vigilia Pascual.

Este Oficio presenta todas las características de las exequias, como son; salmos, antífonas y responsorios fúnebres y de lamentación, omitiendo todo tipo de himno o doxoligía, sin acompañamientos musicales y con el altar desnudo, las imágenes cubiertas y en una absoluta oscuridad, salvo los cirios. Pero también recordamos la Pasión y agonía del Señor.

Cabe señalar que, al finalizar el Oficio NO se da la bendición ni hay rito de despedida.