lunes, 6 de abril de 2009

Martes Santo


El evangelio de este día (Jn 13, 21-33. 36-38) refiere la traición de Judas y su negativa a aceptar el amor predicado por Jesús.

La hora de la pasión ha llegado, la glorificación del Mesías se acerca con prontitud y es anunciado por él de manera muy clara, este anuncio seguido de la profecía sobre la negación de Pedro es una llamada de atención a todos nosotros los que "seguimos a Cristo" a lo largo de nuestra vida.

¿Cuántas veces, impactados por las celebraciones, liturgias, procesiones o representaciones que caracterizan a esta semana unidos al clima penitencial propio, nos llevan a hacer una "reflexión pronta y sin medida" de nuestra vida, lo que culmina con una "rápida conversión" y un "compromiso" de mejorarla, que al paso de los días olvidamos?.

Cristo nos hace ese llamado, en la persona de Pedro, a rectificar nuestra actitud, a dar nuestra vida sin condiciones y con la seriedad propia que conlleva su entrega por nosotros. Este pasaje de Juan lleva como correspondencia anterior la parábola del Sembrador, concretamente el punto en que se hace referencia a la simiente que cae entre piedras. Esa simiente crece, pero por carecer de raíz se seca a las primeras de cambio. Muy revelador resulta pues para nosotros ese pasaje, ya que podemos vernos a nosotros representados en esa simiente sobre piedra. ¿Somos aquellos que al escuchar la Palabra de Dios nos sentimos ilusionados con ella, pero al sentir el rigor que eso implica renunciamos sin más lucha?.

Pongamos especial atención a la oración colecta del día y pidamos "celebrar los misterios de la pasión del Señor con tal fe y arrepentimiento" a fin de que desde lo más intimo de nuestro ser se sucite un cambio de vida y de actuación ante los demás.