miércoles, 3 de septiembre de 2008

¡ÁMAME TAL CUAL ERES!


Yo conozco tu miseria, las luchas y las tribulaciones de tu alma; la debilidad y los achaques de tu cuerpo; conozco tus  bajezas y miserias, tus pecados, tus flaquezas, y aun así te digo: “¡Dame tu corazón, ámame tal cual eres!”.

Si tú esperas a ser un sabio para entregarte al amor, no amarás nunca. Aunque vuelvas a caer a menudo en esas faltas que quisieras no cometer nunca, aunque flaquees en la práctica de la virtud, no te permito que no me ames.


Ámame tal cual eres. En cada momento y cualquier situación en que te encuentres, en el fervor o la sequedad, en la fidelidad o la infidelidad.


Ámame tal cual eres. Yo quiero el amor de tu corazón indigente; si para amarme esperas a ser perfecto, no me amarás nunca. ¿No podría yo convertir cada grano de arena en un serafín todo radiante de pureza, de nobleza y de amor?  ¿No podría yo, con una sola señal de mi voluntad, hacer surgir de la nada millares de Santos mil veces más perfectos y más amantes que los que he creado? ¡Y si a mí me place dejar para siempre en la nada a esos seres maravillosos y preferir antes que ellos el pobre amor tuyo!


Yo habría podido dedicarte a grandes cosas; no, tú serás el servidor inútil. Yo te aceptaré incluso el poco tiempo que tienes, porque te he creado para el amor. ¡Ama! El amor te hará lo demás sin que tú te des cuenta; sólo trata de llenar el momento presente con tu amor.


Hoy, me tienes a la puerta de tu corazón como un mendigo, a mí, el Señor de los Señores.


Golpeo en ella y espero, date prisa para abrir. No alegues tu miseria, tu indigencia, porque si las conocieras plenamente te morirías de dolor. La única cosa que podría herir mi corazón, sería verte dudar y falto de confianza. Yo quiero que pienses en mí en cada hora del día y de la noche; yo no quiero que realices ni la acción más insignificante por un motivo que no sea el amor.


Cuando sea menester sufrir, yo te daré la fuerza; tú me has dado el amor, yo te concederé amar más allá de lo que tú has podido soñar. Pero recuerda: Ámame tal cual eres, no esperes a ser un Santo para rendirte al amor, ya que así tú no me amarás nunca.

Oracion del Perdón



Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido en mi vida. 

Sé que Tú me darás la fuerza para perdonar. 
Te doy gracias porque Tú me amas y deseas mi felicidad más que yo mismo.


"Señor Jesucristo, hoy quiero perdonarme por todos mis pecados, faltas y todo lo que es malo en mí y todo lo que pienso que es malo. 

Señor, me perdono por cualquier intromisión en ocultismo, usando tablas de uija, horóscopos, sesiones, adivinos, amuletos, tomado tu nombre en vano, no adorándote; por herir a mis padres, emborracharme, usando droga, por pecados contra la pureza, por adulterio, aborto, robar, mentir. 

Me perdono de verdad. Señor, quiero que me sanes de cualquier ira, amargura y resentimiento hacia Ti, por las veces que sentí que Tú mandaste la muerte a mi familia, enfermedad, dolor de corazón, dificultades financieras o lo que yo pensé que eran castigos. ¡Perdóname, Jesús, Sáname!

Señor, perdono a mi madre por las veces que me hirió, se resintió conmigo, estuvo furiosa conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas a mí, me dijo que era tonto, feo, estúpido o que le había costado mucho dinero a la familia, o cuando me dijo que no era deseado, que fui un accidente, una equivocación o no era lo que quería. 

Perdono a mi padre por cualquier falta de apoyo, falta de amor, o de afecto, falta de atención, de tiempo, o de compañía, por beber, por mal comportamiento, especialmente con mi madre y los otros hijos, por sus castigos severos, por desertar, por estar lejos de casa, por divorciarse de mi madre, por no serle fiel. 

Señor, perdono a mis hermanos y hermanas que me rechazaron, dijeron mentiras de mí, me odiaron, estaban resentidos contra mí, competían conmigo por el amor de mis padres; me hirieron físicamente o me hicieron la vida desagradable de algún modo. Les perdono, Señor. 

Señor, perdono a mi cónyuge por su falta de amor, de afecto, de consideración, de apoyo, por su falta de comunicación, por tensión, faltas, dolores o aquellos otros actos o palabras que me han herido o perturbado. 

Señor, perdono a mis hijos por su falta de respeto, obediencia, falta de amor, de atención, de apoyo, de comprensión, por sus malos hábitos, por cualquier mala acción que me puede perturbar. 

Señor, perdono a mi abuela, abuelo, tíos, tías y primos, que hayan interferido en la familia y hayan causado confusión, o que hayan enfrentado a mis padres. 

Señor, perdono a mis parientes políticos, especialmente a mi suegra, mi suegro, perdono a mis cuñados y cuñadas. 

Señor, hoy te pido especialmente la gracia de perdonar a mis yernos y nueras, y otros parientes por matrimonio, que tratan a mis hijos sin amor. 

Jesús, ayúdame a perdonar a mis compañeros de trabajo que son desagradables o me hacen la vida imposible. Por aquellos que me cargan con su trabajo, cotillean de mí, no cooperan conmigo, intentan quitarme el trabajo. Les perdono hoy. 

También necesito perdonar a mis vecinos, Señor. Por el ruido que hacen, por molestar, por no tener sus perros atados y dejar que pasen a mi jardín, por no tener la basura bien recogida y tener el vecindario desordenado; les perdono. 

Ahora perdono a mi párroco y los sacerdotes, a mi congregación y mi iglesia por su falta de apoyo, mezquindad, falta de amistad, malos sermones, por no apoyarme como debieran, por no usarme en un puesto de responsabilidad, por no invitarme a ayudar en puestos mayores y por cualquier otra herida que me hayan hecho; les perdono hoy. 

Señor, perdono a todos los profesionales que me hayan herido en cualquier forma, médicos, enfermeras, abogados, policías, trabajadores de hospitales. Por cualquier cosa que me hicieron; les perdono sinceramente hoy. 

Señor, perdono a mi jefe por no pagarme lo suficiente, por no apreciarme, por no ser amable o razonable conmigo, por estar furioso o no ser dialogante, por no promocionarme, y por no alabarme por mi trabajo. 

Señor, perdono a mis profesores y formadores del pasado así como a los actuales; a los que me castigaron, humillaron, insultaron, me trataron injustamente, se rieron de mí, me llamaron tonto o estúpido, me hicieron quedar castigado después del colegio. 

Señor, perdono a mis amigos que me han decepcionado, han perdido contacto conmigo, no me apoyan, no estaban disponibles cuando necesitaba ayuda, les presté dinero y no me lo devolvieron, me criticaron. 

Señor Jesús, pido especialmente la gracia de perdonar a esa persona que más me ha herido en mi vida. Pido perdonar a mi peor enemigo, la persona que más me cuesta perdonar o la persona que haya dicho que nunca la perdonaría. "Gracias Jesús, porque me estás liberando del mal de no perdonar y pido perdón a todos aquellos a los que yo también he ofendido. 
Gracias, Señor, por el amor que llega a través de mí hasta ellos. Amén.


Autor: P. Roberto De Grandis | Fuente: Catholic.net